Como director y fundador de la Colegiata Marsilio Ficino y de la revista Symbolos y su anillo telemático, quiero presentar este nuestro blog oficial de la Colegiata, que esperamos sea ágil y dinámico pese a la profundidad del pensamiento que le es inherente. Lo hacemos también con el Teatro de la Memoria, una nueva manera de percibir lo ilusorio y la ficción que uno puede vivir trabajando en el laboratorio de su alma e intelecto, lo cual es una novedad ya presentida en el tratamiento de la cosmovisión y su representación teatral. Por lo que deseo a esta forma de expresión del Arte –que sin embargo tiene precedentes ilustres– la mejor de las andaduras y el mayor éxito.
Federico González

jueves, 11 de diciembre de 2008

La Tempestad

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Continuación del fragmento publicado en el post anterior del artículo El Renacimiento Isabelino (Revista SYMBOLOS 31-32):

"Si bien es verdad que en todas las obras de Shakespeare está presente, en mayor o menor medida, este diseño inteligente cuya teurgia nos conduce a través de la escala que une los distintos planos de la realidad, también es cierto que hay una de entre todas ellas que por su estructura y concepción merece especialmente el calificativo de esotérica: nos estamos refiriendo a La Tempestad.
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La Tempestad de Shakespeare.
The Works of Mr. William Shakespeare, Londres 1709
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Es ésta una de las últimas obras escritas por Shakespeare que, inspirándose en los relatos de naufragios y crónicas sobre las aventuras hacia el Nuevo Mundo, nos narra las vicisitudes del mago Próspero, quien confinado en una isla remota con la única compañía de su hija Miranda, vive entregado al ejercicio de las artes mágicas. Sometiendo sus estados inferiores representados por el monstruo Calibán y, a través de Ariel espíritu del aire, invocando los estados superiores, deshará los nudos de la adversidad y establecerá de este modo un nuevo orden dentro de sí y en su entorno. Durante el transcurso de la representación sabemos que Próspero, duque de Milán, después de ir delegando paulatinamente sus responsabilidades políticas para poder dedicarse exclusivamente al estudio de las artes mágicas –que nos son otras que las Artes Liberales- fue traicionado por su propio hermano. Ahora pues y utilizando sus poderes, -que Shakespeare se encarga de diferenciar nítidamente de cualquier tipo de hechicería o magia negra- logrará canalizar una sucesión de acontecimientos, como por ejemplo desencadenar la tempestad con la que se inicia la obra, y el posterior naufragio en la isla de una serie de personajes entre los que se encuentra su hermano. Tras diversas catarsis que se resolverán en el perdón -a los demás y especialmente a uno mismo-, se compondrá un futuro esperanzador, un renacimiento que vendrá simbolizado por las bodas de su hija Miranda a la cual Próspero ha transmitido todo su saber.
La obra, excepto una breve introducción que se sitúa en un navío durante la tempestad, transcurre en el marco de una isla, y su duración es de tres horas, tanto en el tiempo real de la representación como del transcurso de los acontecimientos escenificados. Estamos pues en un enclave espaciotemporal muy bien delimitado: la isla es el espacio acotado, símbolo del Centro del Mundo dónde se conjugan todas las dualidades, las que asimismo, son devueltas de la aparente dualidad a la unidad original a través de su conciliación que el número tres simboliza. Dicho enclave es el nuestro, nuestra isla o círculo desde cuyo centro cada cual es maestro de sí mismo. Desde donde conocemos que todas las encrucijadas son una sola encrucijada, y desde donde sabemos con Próspero que “Todo el mundo es un escenario”.
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En el teatro The Globe aparece inscrita en su tejado,una cita en latín de Petronio que reza:"Totus mundus agit histrionen", “Todo el mundo es un escenario"


Alegraos, señor, que ya terminó la fiesta. Los actores,
como ya os dije, eran espíritus y se desvanecieron
en el aire, en la levedad del aire.
Y de igual manera, la efímera obra de esta visión,
las altas torres que las nubes tocan, los palacios espléndidos,
los templos solemnes, el inmenso globo, y todo lo que en él habita, se disolverá;
y tal como ocurre en esta vana ficción
desaparecerán sin dejar humo ni estela. Estamos hechos
de la misma materia que los sueños, y nuestra pequeña
vida cierra su círculo con un sueño.

( La Tempestad, Acto IV, Escena I)

Un escenario puesto a nuestra disposición para conocer nuestros límites encarnándolos -también dramatizándolos-, y simultáneamente trascenderlos".
A.G.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Os agradezco estas magníficas entradas acerca de La Tempestad, que dan testimonio de la vigencia de los libros y las artes herméticas como soportes para la realización espiritual.

Quien tenga ocasión de asistir a una representación teatral de La Tempestad versionada con fidelidad a la obra se descubrirá a sí mismo participando en un extrordinario rito de Conocimiento...

Marc