Como director y fundador de la Colegiata Marsilio Ficino y de la revista Symbolos y su anillo telemático, quiero presentar este nuestro blog oficial de la Colegiata, que esperamos sea ágil y dinámico pese a la profundidad del pensamiento que le es inherente. Lo hacemos también con el Teatro de la Memoria, una nueva manera de percibir lo ilusorio y la ficción que uno puede vivir trabajando en el laboratorio de su alma e intelecto, lo cual es una novedad ya presentida en el tratamiento de la cosmovisión y su representación teatral. Por lo que deseo a esta forma de expresión del Arte –que sin embargo tiene precedentes ilustres– la mejor de las andaduras y el mayor éxito.
Federico González

sábado, 10 de marzo de 2012

Cinco Años



Desde hace unos meses La Colegiata está trabajando de nuevo en la obra de Federico González “Noche de Brujas”, obra con la que pronto hará cinco años inició su singladura.

Recordando aquella representación y viendo su actual labor, se hace patente que La Colegiata ha aprendido también un oficio. Pero no aquel oficio que a veces se enseña en las escuelas de interpretación, y que consiste en adquirir la técnica de las apariencias, una virtuosa impostación que permite al actor dar mecánicamente con el registro adecuado mientras piensa en sus cosas. Se instruyen así profesionales efectistas, pequeños magos psíquicos que manejan con destreza el gesto y la voz.


Lejos de este aprendizaje hueco nos queremos referir al auténtico oficio del teatro, aquel acto ritual despojado de ceremonialismo que no diferencia entre herramientas de interpretación y la interpretación misma, ni tampoco entre ensayo y estreno, ni en última instancia entre teatro y vida. Un oficio que en síntesis consiste en el arte de respirar, saber extraer la palabra del silencio. La respiración de un organismo vivo - el personaje, la escena, la obra- que se contrae y dilata al ritmo que cada actor entregado precisa, el cual ya no se ve a sí mismo como un individuo que tiene que dar la talla “como si fuera” determinado personaje, sino que al olvidarse de su interpretación (etimológicamente su “mediación”), porque ha entendido que lo importante es el mensaje y no quien lo vehicula, ya no se visualiza entonces como una parte sino como el centro, el Todo. Aunque le corresponda callar en una esquina del escenario.


Si bien el Conocimiento excede cualquier idea de duración o cronología, también es cierto que la alquimia trabaja con el favor del tiempo, con su maduración, y cinco años es un periodo significativo. La transmutación se revela en cómo reverbera el texto en uno, y aquel mensaje que hace cinco años ya se percibía completo en su orden, abre ahora nuevas brechas fecundando espacios más universales, en extensión y profundidad. Se reconoce Uno en la “sustancia del pensamiento” y en todo aquello que no es la “sustancia del pensamiento”. Se hace obvio que las pasiones, que atan al hechicero horizontal, en verdad liberan aprovechadas inteligentemente por el auténtico mago. Aquel que tras iniciar su singladura se ha dado cuenta de que su oficio consiste en algo tan simple como aparentemente complicado: soltar amarras.



¡Les mantendremos informados del estreno!