Como director y fundador de la Colegiata Marsilio Ficino y de la revista Symbolos y su anillo telemático, quiero presentar este nuestro blog oficial de la Colegiata, que esperamos sea ágil y dinámico pese a la profundidad del pensamiento que le es inherente. Lo hacemos también con el Teatro de la Memoria, una nueva manera de percibir lo ilusorio y la ficción que uno puede vivir trabajando en el laboratorio de su alma e intelecto, lo cual es una novedad ya presentida en el tratamiento de la cosmovisión y su representación teatral. Por lo que deseo a esta forma de expresión del Arte –que sin embargo tiene precedentes ilustres– la mejor de las andaduras y el mayor éxito.
Federico González

jueves, 1 de julio de 2010

MINUTA

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Durante los ensayos de “El Tesoro de Valls”, Federico González nuestro fundador y director, nos ha ido recordando en forma de “Minuta” algunos de los principios rectores que conforman nuestra estructura, basada en el Teatro de la Memoria, que es el fundamento de nuestra existencia como grupo y su método de trabajo, y que sintetizamos a continuación.

a) El nuestro es un teatro para actores y eso es fundamentalmente, ya que si fuera para espectadores no se distinguiría del simple teatro sin pretensiones gnoseológicas, como es el nuestro, nacido en una escuela de Conocimiento, y que pretende de ese modo prolongar una experiencia nueva a quien se sigue interesando en ello.

b) Desde luego que ya todos ustedes saben que esto de la memoria está en relación con otras cosas, que no expondremos ahora y que ya hemos tocado en otras oportunidades, y no con una simple función mnemotécnica, sino con la anamnesis platónica; lo cual no quita que se conozcan la pieza al pie de la letra. Cualquier nuevo interesado puede consultar el material anterior de la Colegiata.

c) Al ser de este modo nuestra forma de encarar el teatro, el actor debe situarse perfectamente en el papel que le ha tocado interpretar, poniendo su intensidad en muñirse de todos los elementos de cualquier tipo para:

1. Comprender su personaje
2. Entender la obra
3. Ubicar a su personaje dentro de la misma.

Desde luego que esto se logra con permanentes ensayos, practicando en cualquier tiempo y lugar, al margen de los grupales.

d) Por eso preferimos que las interpretaciones salgan de dentro de los actores y no les sea impuesta por los límites de la dirección, sobre todo, como hemos dicho al comienzo, cuando el destinatario de la obra teatral y su representación está dirigida a los actores que intervienen en ella.

TODA LA PUESTA EN ESCENA Y LA ACTUACIÓN DE LA OBRA ESTÁ EN EL ESTUDIO DE LA OBRA MISMA.


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Algunos detalles a considerar sobre "El Tesoro de Valls".

– No hay psicología y por lo tanto no hay personajes.
– Tampoco hay una historia dramática, no se está narrando nada.
– Si no hay ni trama ni psicología, la interacción entre personajes es casi nula, meramente anecdótica, circunstancial. Por lo que, el texto y su desarrollo, aunque disparatado, sea lo importante. Entendiendo esto por lo que subyace en el discurso. Por eso, sí es un teatro de situaciones, en las que no hay buenos ni malos, y los papeles son ambiguos e incluso paradojales o contradictorios como somos todos nosotros.

La comprensión del texto es fundamental (como es igualmente no declamarlo), aunque el público no “entienda” nada; en todo caso, si hay alguna pregunta sobre qué es lo que se dice, es lícito responder que el autor también lo ignora, aunque cree que su contenido es pluridimensional.

Todos son primeros actores, y la armonía y la alegría por trabajar juntos ha sido una constante en La Colegiata; también la risa y la idea de la realización de un trabajo otro, confiando en mecanismos subliminales y ¿por qué no mágicos, al fin…?
Es claro, hay una idea básica que desencadena todo, y todo allí converge: "El Tesoro de Valls", pero eso ya está sintetizado en el título.

No hay modelos, y a los personajes debe construirlos en última instancia, el intérprete; ese fue el caso de "En el Útero del Cosmos", teatralización de un libro de poemas en prosa.

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Al finalizar el anterior escrito sentí que me había quedado un término afuera: ritmo.

Efectivamente el ritmo es la clave de esta pieza que, sin él, sería completamente otra cosa.
Pues necesita brillo, rapidez en los movimientos e intensidad (aunque no melodramática) en el juego de los parlamentos.

De hecho, el espacio donde sucede la acción y el elevado número de personajes, dificultaría la puesta si no fuera por que tuviéramos calculado –con ritmo– las entradas y salidas escénicas (incluidos muebles y actores con quienes se pudiera tropezar).

Por otra parte la palabra siempre ha sido considerada mágica por todas las culturas y sus encadenamientos formando un lenguaje es la articulación del rito y aún de las primeras sílabas donde ya todo está contenido, tal el AUM primordial de la Tradición Hindú.

Por lo que perderse en el lenguaje es sumarse a una ceremonia que terminará organizándose a sí misma por el poder de la palabra, más cuando en nuestro caso nos dedicamos a los símbolos y ahora estamos trabajando con símbolos en acción que, por definición, son multifacéticos.


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Y por último recordar que la nuestra es una forma de hacer teatro, que La Colegiata ha hecho suya y que tiene estas características fundamentales:

– No sobre actuar (no gesticular ni levantar la voz en extremo).
– No hacer como que se está actuando sino interpretar naturalmente.
– No tenemos que complacer al público como finalidad sino estar satisfechos con el trabajo que hemos realizado.
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