Esta obra tiene
en sí el poder de ordenarse en un trenzado de voces, pudiendo cada uno hacer el suyo propio. ¡El autor, sin pretenderlo, con este Diccionario, ha escrito un
libro para cada uno de sus lectores! Un cubo mágico que recibimos conscientes
de que se nos brinda una tabla de salvación, un hilo de Ariadna capaz de
llevarnos al Centro.
Hoy hemos recibido nuestro ejemplar de este Tesoro, sin
ninguna duda podemos decir que es un objeto de poder. Y, recordando a
Campanella: “Bienaventurado
aquel que lee en este libro y aprende de él lo que las cosas son”
“(…) la comunidad
de los rosacruces no está, al igual que la ciudad celeste, en ninguna parte
sino que es el lugar de reunión de todos
aquellos que han alcanzado un nivel espiritual determinado que los hace
conocerla, y por lo tanto ser uno con ella, al punto de ser los habitantes de
esa Utopía, lo que indica sin duda una genealogía espiritual; una vinculación
con una cadena que incluye también a los antepasados míticos.” [1]
Si durante el
día el sol nos orienta y por él sabemos dónde está el Norte, en la noche -que
es donde se encuentra el mundo en esta fase del Kali Yuga-, sin la Estrella Polar o la Cruz del Sur sería imposible
la orientación; así es este Diccionario, una Polar capaz de mantenernos
orientados en nuestro viaje de Retorno. Una brújula, que nos guía con solo
abrirlo, instruyéndonos justo en aquello que necesitábamos saber, y aún más,
adelantándose, sembrando semillas que florecerán, Dios mediante, a su debido
tiempo.
Estamos de
acuerdo con Francisco Ariza que, en su libro La Obra de Federico González. Simbolismo, Literatura, Metafísica[2], dice que este libro es la coronación
de su obra. Pura Metafísica, escrito con un lenguaje cercano, tiene algo del
desenfado de la novela y puede verse también como una pieza teatral, donde las
diversas entradas son personajes que se interrelacionan unos con otros. Hace
falta mucha maestría para poder romper todas las normas sin romperlas. Los
textos sagrados son así. Inagotable fuente de luz y bendiciones.
Por otro lado,
es un Diccionario escrito al dictado como recuerda Patricia Serdá, colaboradora
de esta obra, en Miscelánea. Podríamos preguntarnos el porqué de estas entradas
y no otras, tema del que habla el autor en la introducción, son tantas las
voces posibles que tal vez siempre faltará alguna. Sin embargo se nos dice que
habrá futuras ediciones corregidas y ampliadas. Esto se está haciendo ahora
mismo, en el horno alquímico bulle la materia en constante transformación.
Llevada el alma en viaje ascendente, más allá de cualquier atadura, está en
contacto con la fuente, se nutre de la esencia que da vida al mundo. Leemos en
la entrada Colegio Invisible: “lugar de instrucción no humano de donde los
sabios, chamanes, magos y teúrgos extraen su ciencia y arte”.
“… téngase por
seguro de que las personas enviadas y
reunidas por Dios, los seres más sutiles de cada siglo son obra de
la máquina del mundo, y ellos viven por encima de los demás en la más alta
unidad y el mayor secreto.”[3]
Su estructura es
circular, como señala el autor, una entrada lleva a otra y esta a una tercera y
así se va penetrando en la comprensión de lo que se busca. Un collar de perlas que
recogen un conocimiento íntegro del Cosmos y sus leyes, que asoma en cada una
de ellas. Esto no es un puzzle al uso, esto es un puzzle en el que cada pieza
contiene el puzzle completo. Asombroso juego de espejos, copa oracular, palabra
viva, viento divino capaz de fecundar el alma.
La primera
entrada a la que se nos dirige, ya en la introducción, es “surtido”, de la que
no podemos dejar de citar esto:
“4. Cómo no vamos
a ser nosotros mismos un surtido –si formamos parte de uno? Y todo lo que hay
en ese surtido, es dual, pero el centro que lo ha emanado ha marcado a cada
elemento con su sello, el del Centro, ¿puede haber mayor regalo que éste?"
Recibimos a este Hijo de la Sabiduría con estas palabras de Salomón:
Recibimos a este Hijo de la Sabiduría con estas palabras de Salomón:
“Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas incalculables
en sus manos. 12 Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la Sabiduría
los trae, aunque ignoraba que ella fuese su madre. 13 Con sencillez la aprendí
y sin envidia la comunico; no me guardo ocultas sus riquezas 14 porque es para
los hombres un tesoro inagotable y los que lo adquieren se granjean la amistad
de Dios recomendados por los dones que les trae la instrucción.”[4]
La sal, conjuntamente con el azufre y el mercurio conforman
los tres principios alquímicos. Si nos detenemos, por un momento, en el mundo
físico y observamos cómo se comporta este elemento, veremos, o mejor
conoceremos no poco de su naturaleza. Por ejemplo se disuelve y difunde (desde
luego la temperatura del líquido donde se pone es decisiva) a una velocidad,
siempre sorprendente; en nada, todo el contenido de la olla, del caldero, del
atanor está salado por igual. Solo Amor es capaz de obrar esta maravilla. Amor
se disuelve entre todos los seres por igual, aunque unos le abren la puerta con
más ganas que otros. Él elimina los obstáculos, allana el camino, une con una
argamasa invisible y muy evidente a todas las criaturas entre sí.
Este Diccionario es como la sal, tamaña obra no es humana.
Gracias Federico por estar ahí.
Este Diccionario es como la sal, tamaña obra no es humana.
Gracias Federico por estar ahí.
"¿No sería delicioso poder vivir cada hora como si hubierais
vivido la historia del mundo desde
sus orígenes hasta
nuestros días,
y como si estuvierais destinados a seguir viviendo hasta su fin? ¿No
sería maravilla habitar en un lugar tal que los pueblos que viven en las
Indias, más allá del Ganges, no pudieran disimularos sus riquezas, ni los peruanos
privaros de sus consejos? ¿No sería
cosa deliciosa poder leer en un libro que os permita
leer, comprender y retener
el fruto nunca descubierto, todavía
y para siempre por descubrir, de todos los libros que han existido y que están por venir y aparecer?" [5]
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